Hace
440 m.a aparecen los peces mandibulados (Agnatos), y ya en el Devónico aparecen
los tiburones. Cada vez que oímos ese nombre se nos viene a la cabeza la imagen
del temido tiburón blanco (Carcharodon
carcharias). Se han encargado de que los temamos.
¿Pero
tenemos razones para tener este miedo?
Lo
cierto es que por cada persona que mata un tiburón, los humanos matamos 2
millones. No sólo eso sino que las posibilidades de morir de gripe son 1:63,
mientras que las de muerte por ataque de tiburón son de 1:3700000.
Deberíamos
ser más críticos a la hora de fijar nuestros demonios, y no olvidar que los
animales no son buenos o malos, no tienen la capacidad de decisión que si
tenemos los hombres. Nosotros si que elegimos cortar sus aletas para nuestras
sopas, nosotros si que nos hemos propuesto acabar con ellos. Y para que no
parezca un completo exterminio, cubrimos nuestras conciencias con las imágenes de
la película “Tiburón”. Lástima que no sepamos admirar su belleza y cualidades.
Cómo la capacidad del tiburón zorro ( Alopias
superciliosus) de agrupar a los bancos de peces, para después golpearlos
con su aleta caudal. Aturdidos por el golpe son presa fácil, el tiburón se da
la vuelta y ataca.
Otros
resultan tan diferentes que tienen la capacidad de elevar su temperatura
corporal por encima de la del entorno, gracias al mecanismo de la rete mirabile.
Esto le permite nadar más rápido, requisito imprescindible a la hora de la
caza. Y quién sino el gran cazador del mar, el tiburón blanco.
En
cambio otros han llegado a caminar sobre el fondo, lo que los permite pasar de
una poza de agua a otra, ya que el tiburón Epaulette (Hemiscyllium ocellatum), vive en zonas con poco agua, y bajos
niveles de oxígeno.
El
tiburón tigre ( Galeocerdo cuvier)
puede mantener una presa meses en el estómago, sino se ve en la necesidad de
continuar con la digestión.
Los
tiburones tienes más cualidades para ser admirados que temidos.
Protejamos
nuestros tesoros marinos. Paremos la caza de tiburones, con pequeños gestos
como no comprar sopa de aleta de tiburón estaremos frenando la frenética caza
de tiburones.
Laura Aduriz
Sarabia