Y el silencio lo rompe
un grito, un chillido desgarrador, un cernícalo (Falco tinnunculus) se alza en el cielo, su silueta
inconfundible. Batir de alas veloz,
vista fijada en el blanco, su próxima comida, hasta que se arroja hacía ella en
cortas caídas. Rapaz, que no llama la atención por sus vuelos nupciales,
sumamente bellos para aquellos que estiman a este animal, los machos vuelan
ininterrumpidamente alrededor del posadero de la hembra abalánzadose en picado,
en intervalos rápidos y cortos, alzándose hacia el cielo seguidamente. En el
momento en el que la hembra alza el vuelo, la exhibición no censa, y en vuelo
se vuelve de espaldas para exhibir sus garras al macho.
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