lunes, 29 de febrero de 2016

El terror del mar

Hace 440 m.a aparecen los peces mandibulados (Agnatos), y ya en el Devónico aparecen los tiburones. Cada vez que oímos ese nombre se nos viene a la cabeza la imagen del temido tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Se han encargado de que los temamos.
¿Pero tenemos razones para tener este miedo?
Lo cierto es que por cada persona que mata un tiburón, los humanos matamos 2 millones. No sólo eso sino que las posibilidades de morir de gripe son 1:63, mientras que las de muerte por ataque de tiburón son de 1:3700000.

Deberíamos ser más críticos a la hora de fijar nuestros demonios, y no olvidar que los animales no son buenos o malos, no tienen la capacidad de decisión que si tenemos los hombres. Nosotros si que elegimos cortar sus aletas para nuestras sopas, nosotros si que nos hemos propuesto acabar con ellos. Y para que no parezca un completo exterminio, cubrimos nuestras conciencias con las imágenes de la película “Tiburón”. Lástima que no sepamos admirar su belleza y cualidades. Cómo la capacidad del tiburón zorro ( Alopias superciliosus) de agrupar a los bancos de peces, para después golpearlos con su aleta caudal. Aturdidos por el golpe son presa fácil, el tiburón se da la vuelta y ataca.


Otros resultan tan diferentes que tienen la capacidad de elevar su temperatura corporal por encima de la del entorno, gracias al mecanismo de la rete mirabile. Esto le permite nadar más rápido, requisito imprescindible a la hora de la caza. Y quién sino el gran cazador del mar, el tiburón blanco.
En cambio otros han llegado a caminar sobre el fondo, lo que los permite pasar de una poza de agua a otra, ya que el tiburón Epaulette (Hemiscyllium ocellatum), vive en zonas con poco agua, y bajos niveles de oxígeno.


El tiburón tigre ( Galeocerdo cuvier) puede mantener una presa meses en el estómago, sino se ve en la necesidad de continuar con la digestión.


Los tiburones tienes más cualidades para ser admirados que temidos.
Protejamos nuestros tesoros marinos. Paremos la caza de tiburones, con pequeños gestos como no comprar sopa de aleta de tiburón estaremos frenando la frenética caza de tiburones.

Laura Aduriz Sarabia

miércoles, 20 de enero de 2016

Y que el cambio nos pille confesados

Llevamos oyendo años el término cambio global, o globalización, nosotros podemos ir a cualquier parte del mundo en horas, y transportar cualquier cosa. Hay quién puede pensar que las especies quedan fuera de este juego, ni mucho menos. Con el proceso de globalización han entrado especies exóticas invasoras, de las que ya he hablado en entradas anteriores. Pero no es sólo esto, también podemos irnos, sin demasiada dificultad, a cazar a cualquier parte, ninguna especie se salva de nuestra escopeta. También ha llegado la contaminación, y con ella el calentamiento global, del que muchos todavía son escépticos. Aún recuerdo cierta profesora, de cuyo nombre no quiero acordarme, en el instituto como nos contaba indignada que la destrucción de la capa de ozono era un cuento, y que cada vez era más pequeña… Por desgracia los animales no son tan escépticos como nosotros, y ellos si notan sus efectos. Las cigüeñas que todos conocemos ya se dejan ver en sus nidos a principios de Enero, algunas ni migran, que necesidad tienen si no tenemos inviernos fríos, y la búsqueda de alimento no es un problema. Pero no son las únicas, algunos osos en los Pirineos se han dejado ver buscando alimento en estas fechas, tampoco hibernan. Especies africanas como el bulbul naranjero tiene sus primeras citas de cría en España (Tarifa).

Y siguen los crédulos que no se creen el efecto invernadero, lógico desde el punto de vista que nos creemos el centro de la Tierra, y hasta en el campo de la filosofía la conservación de especies no ha sido un campo tratado, hasta Aldo Leopold en  su ensayo A Sand County Almanac (1949): “hace un siglo que Darwin nos dio la primera información sobre el origen de las especies. Sabemos ahora que algo desconocido por muchas generaciones del pasado que los hombres somos compañeros de otras criaturas en la odisea de la evolución.
Triste noticia, no somos el centro de nada, y que el cambio nos pille confesados.

Fotografía de cigüeñas con pollos (Región de Babia)

Fotografía de cigüeñas con pollos (Región de Babia)







Laura Aduriz Sarabia

lunes, 4 de enero de 2016

¿Y para qué sirve?

A veces nos encontramos con esta pregunta, fruto del desconocimiento, y del punto vista más antropogénico. Y es que lamento comunicarlos que los animales no sirven o dejan de servir, no son buenos o malos. Este fácil concepto, sencillo de explicar a los niños, cuyas mentes aún no han sido colmadas de ideas en las que el ser humano como centro del universo. Se convierte en algo difícil para personas adultas, con abruptos argumentos como “sino sirve para nada, qué más dará que desaparezca”. Que idea más triste, sólo es necesario aquello que nos sirve… Sin llegar a entender que el Planeta es un ecosistema integrado, en el que cada especie juega un papel, y lo más importante que este sistema es frágil y vulnerable, cada vez que olvidamos esto contribuimos a su desequilibrio, que si nos afecta. Un ejemplo de este perjuicio sobre nosotros son los jabalíes (Sus scrofa) en los entornos urbanos de San Sebastián de los Reyes, cuya proliferación se debe, ni más ni menos, que a una alteración en la cadena trófica debida a la desaparición de su depredador natural, y no hablo del hombre, sino del lobo (Canis lupus signatus), al cual nos empeñamos en perseguir.
Fotografía de Ranita de San Antonio (Hyla molleri)

¿Y es qué el lobo es bueno o malo?
Los animales no son ni buenos ni malos, como dirá alguno de los niños a los cuales he tenido la oportunidad de explicarlos esto es NEUTRO.

Laura Aduriz Sarabia


lunes, 28 de diciembre de 2015

El furtivismo sigue en pie de guerra

Es triste pensar que a pesar del siglo en el que estamos sigue apareciendo noticias de este calibre. En esta ocasión cinco cazadores furtivos interceptados con especies como el mochuelo (Athene noctua), que se encuentra en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. La marta (Martes martes) catalogada como preocupación menor (IUCN), y un lobo ibérico (Canis lupus signatus) de dudosa procedencia.
Fotografía de los ejemplares incautados por la Guardia Civil

Estos furtivos siendo el placer de poder tener en la pared una especie extinta o casi extinta, cazada ni más ni menos que por ellos. Que barbaries se están cometiendo por la satisfacción de tener la cabeza de un león puesta en el salón, por el pelo del elefante para hacer pulseras, o sus orejas imitando el mapa de África un magnifico souvenir . Y quién tiene la culpa, quién cazó al elefante o aquel turista que llego de viaje y no encontró  otro cosa más curiosa que una oreja pintada magníficamente por los indígenas de allí. O aquella urbanita que su afán por presumir delante de sus magníficas amigas la llevo a comprar unos fantásticos taburetes realizados a partir de patas de elefante.

Aunque la mayoría de nosotros no cazamos, pero podemos ser participes de estas atrocidades con la adquisición de obras como las anteriores. Todos podemos poner nuestro granito de arena, con el simple gesto de no comprar souvenir  de este tipo. Sólo cada uno de nosotros podemos entender que es más bonito ver a un elefante durante un safari fotográfico, que colgando su cola (Trofeo que demuestra que el susodicho cazador se hizo con su presa).

Fotografía de mochuelo común (Athene noctua) en el parque de "La Candamia" de León

Fotografía de mochuelo común (Athene noctua) en el parque de "La Candamia" de León



Os dejo el enlace de la noticia:

sábado, 19 de diciembre de 2015

¿De dónde sale tanto lobo?

Y qué se puede contestar a semejante pregunta, igual es que una vez más a los que nos llaman ecologistas, nos dedicamos a soltar lobos… Pero leyendo el escalofriante artículo de Eloy De La Pisa, ni más ni menos que en EL NORTE DE CASTILLA, se llega a afirmar que el lobo es esencialmente carroñero, puedo decir que en todos los libros, artículos, y todo lo que ha mi corta edad he leído sobre este apasionante animal, esta afirmación es una mentira, una extravagancia propia de un ser urbanita, lejos de la vida de un naturalista. En segundo lugar, que el lobo mata sólo por hambre… (Para los que estén interesados en el tema les recomiendo “Lo que el lobo sabe” de David Nieto Maceín.)
Otra afirmación, los jabalís, corzos y venados ocupan ahora zonas que antaño nunca frecuentaban; recuerdo para muchos, que en bastantes cotos de caza se ceba a estos animales, y no sólo eso, sino que el aumento de muchas de estas poblaciones esta relacionada con la ausencia de lobo, ya  que (como sabe el autor de este artículo) es su principal depredador, incluyendo al ser humano propiamente dicho.

Por último, el autor concluye el artículo diciendo que las manadas de lobos progresan por la disponibilidad de alimento , y porque nadie no sufren molestias, ni al norte ni al Sur del Duero. Recordarle, que sólo en Riaño serán abatidos 24 lobos, que en Zamora fue aprobado otro cupo de 40 lobos, y que este año sólo en Castilla y León hay un cupo de 143 ejemplares. No sé lo que será para usted no molestar a una especie…. Pero matar a 143 ejemplares, en mi opinión, entra de lleno y sobrepasa el concepto de molestia.  Por otro lado cabe mencionar  también que en el sur del Duero se encuentra la población de lobos de Sierra Morena, en la que sólo queda un único grupo reproductor,  a la que tampoco “permitimos” que lleguen los ejemplares del Norte, aunque en su artículo se indica que  las poblaciones del norte deberían de haber colonizado sin problemas Sierra Morena, ya que nadie los molesta.


Estoy cansada de falsos entendidos, que hablan de forma categórica. Me gustaría preguntarle al señor Eloy cuántas horas ha invertido en estudiar el lobo, en leer a los expertos en el comportamiento de estos cánidos o simplemente en documentarse concienzudamente (ya que se trata de un tema tan delicado y que involucra a diversos sectores de la sociedad)  y aportar información de la forma más objetiva posible. Yo no soy ninguna experta, ni si quiera alguien con grandes conocimientos de esta especie en particular pero como bióloga que soy, no se me ocurriría jamás hacer semejante afirmación categórica.